Reporte desde la Academia del Lago Victoria.
Hace una semana atrás escribía mi reporte nocturno en medio del silencio de mi casa. Hace una semana mi bolso estaba lleno de ilusiones que podía o no podía cumplir. Hace una semana iba con la incertidumbre de que si esta misión se cumpliría y se llevaría a cabo en forma impecable o con algunos errores o simplemente no se cumpliría y volveríamos frustrados.
Les contaré desde el principio...
En la mañana del día sábado 31 de enero, estábamos embarcando en el aeropuerto, luego de pasar todos los controles de seguridad y de chequeo del avión. Sólo restaba subirse al avión y que partiera. Una vez que partió, se demoró una hora y algo más, no recuerdo mucho, ya que era mi primera vez en un avión y me tenían sedada hasta por si acaso. Sólo recuerdo bajar del avión y luego ponernos a caminar rápidamente hasta la salida, donde el aire fresco y el agobio de tanta gente me devolvieron a mis cinco sentidos.
Una vez arriba del bus, contemplábamos todo con los ojos abiertos, como si fuera nuestra primera vez en Santiago... claro, habían pasado años que yo no había ido, así que habían cambios muy evidentes. Una vez que embarcamos en el metro y llegamos a la Estación Mapocho, recogimos las entradas y comenzó el primer escollo de nuestra aventura: La dirección de la hostal dónde nos alojaríamos. Sólo teníamos el nombre de la hostal, pero nadie tuvo la delicadeza ni el orden de anotar la dirección. Preguntando por aquí y por allá, llegamos, para darnos cuenta... que la hostal estaba AL FRENTE de la Estación Mapocho y por ende, los 20 minutos perdidos vagando podrían haberse reducido a 5...
Nos arreglamos rápidamente y salimos de la hostal. Cuando entramos, todo era extraño: tanta gente, tanto ruido, acostumbrados como unos verdaderos pueblerinos a eventos más familiares y no tan ruidosos... pero esto era una misión y había que cumplirla.
Piensen que esta masa de gente era sólo los videojuegos el día domingo a las 11 de la mañana... el resto de mar de gente estaba entrando recién...
Cuando llegamos, nos dirigimos a comer algo y luego fuimos a saludar a algunos amigos, como los embajadores de Crunchyroll, In.Ciel y C-Pher, los cosplayers más geniales y la mar de simpáticos ellos ^^
El día sábado era el concierto de Momoi y el Meet & Greet de Yoko Ishida y el domingo era al revés: Yoko daba su concierto y Momoi hacía su M&G. Así que fuimos a los dos, los cuáles nos depararon sorpresas diferentes y visiones diferentse de cada una de ellas. Después de unos problemas de horarios (se alargaban muchísimo en la conferencia de prensa y todo eso), el sábado Yoko se dio por entera a sus fans que esperamos pacientemente a que nos tomáramos fotos y nos firmara sus discos, además de recibir algunos presentes, los cuáles recibió muy feliz. Miyamoto-san estaba también presente, presto a ayudar en todo lo que necesitáramos.
Y nos despedimos ese día, lleno de recuerdos y de grandes anécdotas con Yoko y Miyamoto. Pero faltaba terminar de ver el concierto de Momoi, el que comenzó durante el M&G, incluso Yoko cantó algunas canciones (más bien susurró algunas...), dándonos un mini concierto. Una vez que terminó el concierto de Momoi, se anunció que se haría una sesión de autógrafos, con una condición: el que compraba su disco podía acceder a su autógrafo. No nos quedamos atrás y fuimos por el disco y mientras esperaba, un mar de emociones y de sensaciones estaba dentro de mí. No sabía que la brecha entre los 11 años que tuve que esperar por conocer a Momoi y que estuviera a menos de 5 metros de ella, esperando su autógrafo, era la recompensa suficiente para ser feliz... o por lo menos para que aminorara los nervios del otro día.
Una vez que ingresé (Pásabamos de 3 personas), Shinichi me tomó de los hombros y sólo me decía: "Lo lograste, estás a medio metro de ella...". No le había tomado el peso a esa emoción y las lágrimas de felicidad recorrieron mi rostro, pero hacía esfuerzos estoicos para mantenerme serena, lo cuál, por supuesto no logré. Frente a Momoi, esos 11 años se redujeron a nada y los que me conocían (que eran varios y que, a pesar de la distancia, conservo su amistad) sabían lo muchísimo que esperaba este momento. Le pedí al traductor que le dijera a Momoi que esperaba este momento por 11 años y ella dijo que estaba muy feliz... Me dio la mano y me firmó el disco. Le dije que la conocía desde que cantó "Popotan" y ella sólo reconoció la palabra "Popotan" y sonrió. El hermoso momento fue roto por Shinichi que le mostró la figura que acababa de comprar de Akibaranger y ella dijo: "AKIBARENJAA!" y se la autografió así sin más... Dios, la felicidad de Shinichi y mía no tenía límites y, a pesar de que también le autografió el disco, miraba su figura lleno de felicidad.
Cuando salimos, Nattalia, una de las animadoras, cantante y gran amiga mía, nos pasó un cuaderno para que le dejáramos una notita a Momoi. En un inglés horrendamente básico, le dejamos cada uno un mensajito, averiguando al otro día que era su cuaderno de viaje, que siempre llevaba consigo y que en cada concierto le pedía a sus fans que lo firmaran.
Así despedíamos el día sábado, yendo a comer con nuestros amigos Toshiro y Nagisa por quizás Dios sabe dónde nos llevaron...
En la habitación de la hostal, conversábamos de los sentimientos que habíamos tenido cada uno y todos concordamos que la misión estaba "casi" cumplida, a pesar del montón de atraso en la organización, pero como estábamos acostumbrados, pues se pasan por alto y sólo se recuerdan cosas hermosas.
Día domingo... Carreras y desayuno continental casi incendiado por Nekota, ordenando nuestro equipaje, entregando la habitación y despidiéndonos de los gatos (sí, de los gatos, ya que es una casa antigua, de familia). Bajamos y el panorama veraniego era desolador, pero no por eso nos acobardamos: El sol estaba resplandeciente, hacia muchísima calor, peor que el día anterior y la mente puesta en la misión ya nos hacía caer de cansancio, pero ¿qué importaba a esa altura si podíamos conocer a Momoi?.
No tuvimos que esperar mucho en la fila, ya que teníamos entradas Total Pass (significaba que no tenías tiempos de espera y que podías ingresar a algunas charlas sin tener que pagar nada y algunos beneficios más), pero la gente que no tenía entradas tuvo que hacer una fila larguísima...
Se nos hizo cortísimo todo, tratando de comprar lo último, aprovechando que no había tanta gente y se podía ver mejor los stands. Pasaron las horas volando, viendo el concierto de Nattalia y esperando el M&G de Momoi. Nos dejaron ingresar a una salita de espera y luego a la conferencia de prensa. Nos sentamos al último y esperamos muchísimo (30 minutos más o menos), mientras nos poníamos nerviosos entre que el avión despegaba y nos dejaba en tierra y conocer más de cerca a Momoi. Una vez terminado la conferencia, nos llevaron a una salita, luego de comprobar nuestros nombres en una lista. Era la misma salita en que tuvimos al M&G de Yoko, salvo que... era nuestro parecer o estaba más desordenado esto...
Comenzaron a sacarnos las fotografías personales, todo tan ordenado, todo tan poco familiar, todo tan raro... era un constraste terrible con el M&G que se tuvo el día anterior, tan familiar, tan fluido, tan cercanos todos. Acá rondó otro ambiente, llegaba a ser hasta estresante, todo tan rápido, en el que se intercambiaron dos o tres palabras con la artista, y eso fue todo. Fue tanto así, que habíamos calculado el tiempo en que ni siquiera podíamos estar ni 10 minutos en el M&G y había que salir corriendo al aeropuerto. y ahora, nos sobraba casi más de media hora para ver el concierto de Yoko (que ya había empezado), sacar fotografías y comprar.
Incluso, llegando al aeropuerto, tuvimos tiempo de comer algo, pero todo en silencio, los sentimientos encontrados de pena y rabia se mezclaban con el sabor dulce de la comida. Sólo los consuelos de Shinichi y los retos de Nekota habían hecho que volviera a mi punto a tierra, a concentrarme en lo feliz que fui con pequeñas cosas y en lo que nos avecinaba en el futuro.
En el avión, mientras Shinichi dormía y Nekota miraba por la ventana, yo escribía mis pensamientos, coincidiendo con mis dos camaradas y amigos. Ellos habían hecho de todo por seguirme en esta aventura, sin tomar en cuenta nada de nada, si no el hecho de verme feliz y eso era lo que valía en esos momentos...
Sólo para reflexionar: Sé que faltó tiempo, sé que no se pudo compartir más de lo que era la espera de 11 años de conocer a Momoi, pero... fueron recompensados con las personas que volví a ver, los que se preocuparon que tuviéramos un excelente regreso y las que se alegraron de vernos después de tanto tiempo. Y también la recompensa de conocer a personas nuevas, que sé que algún día volveremos a ver, que mantendremos el contacto y podremos hacer que el lazo de amistad sea más y más fuerte. Fue tanto el deseo de estar allí, que nos prometimos ir de nuevo el otro año, quizás con quienes nos encontremos... Nunca se sabe lo que te espera detrás de la puerta.
Reporte terminado.
Lucrezia C. Noin
Akari Project X Momoi México.
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Hace 4 semanas
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